La organización de rutas por etapas en el ámbito de montaña, están cogiendo impulso. No hablamos de retos físicos o de dureza en alta montaña (estilo deportivo), sinó de escapades “domésticas” de tres o más días de duración, por trazados asequibles para la mayoría de persones y sin muchas limitaciones de edad.
Generalmente se desarrollan en zonas de media montaña, utilizando casas rurales como punto de descanso y pernoctación. Las familias también han accedido a este tipo de turismo de naturaleza, en excursiones a pié, en bicicleta o a caballo (en este caso, normalmente con un guía). El objectivo es disfrutar del entorno y del propio viaje, sin ninguna intención de luchar con el cronometro.
Como en otros aspectos turísticos, Francia ha sido un país pionero en la pràctica montañera de rutas por etapas a nivel popular. Esta actividad empezó en el sureste de Francia justo a principio de los años 50 del siglo XX. Desde entonces las conocidas “gîtes” (albergues o casas rurales) ya se diferenciaron según su
funcionalidad, para acoger a excursionistes a pié en general, a caballo o en bicicleta.
De ahí la nomenclatura específica de “gîtes d’étape“, que indica un lugar oportuno de descanso para determinados itinerarios.
Nuestro alojamiento rural, Mas El Güell, hace años que contribuye a la “Ruta de los bandoleros” (Sierra de Milany, Collsacabra, Guilleries…, que era la zona de actuación del mítico Joan Sal, alias “Serrallonga”) y lo hacemos como lugar que acoge una etapa de esta ruta inmersa en la programación de la firma ecuestre Panorama Tours, radicada en Catalunya y dirigida por Rudi Stölz. También colaboramos en la ruta por etapas de los “Caminos del Abat Oliba”, que ofrece diverses variantes y abarca distintas comarcas de Catalunya y del otro lado de los Pirineos.
En esta clase de turismo montañero, se observa un incremento de los itinerarios diseñados por los propios particulares. Ya no es un patrimonio exclucivo de clubs o agencias. Se ha trasladado al terreno popular y, en algunos casos, hasta se incluyen juegos de pistas o recompensas, como estímulo lúdico (pensando también en los más pequeños). Es una forma de pasárselo bien en la naturaleza, asumiendo
lógicamente los pequeños contratiempos durante la ruta, como parte del concepto “aventura”. Una atractiva modalidad, sin prisas i sin grandes dificultades, que cuenta con el ingrediente de descubrir diariamente nuevos espacios naturales.
